Lagoinha do leste

AUTOR: Los Montarases

LUGAR: Lagoinha
PROVINCIA/PAIS:
BRASIL
FECHA:
Enero de 2000
 

 

  Al viaje por Brasil no le estaba faltando emoción. el sólo hecho de visitar por cuenta nuestra un lugar que todos los medios argentinos anunciaban como "peligroso" y además hacerlo en carpa le daba la (muy) pequeña cuota de "aventura" que necesitaba nuestro viaje.

  Sin embargo no era suficiente, algo estaba faltando. llevábamos ya casi una semana y habíamos acampado en los lugares más insólitos (entre ellos un estacionamiento de autos) pero no habíamos encontrado ningún dato sobre dónde realizar algún camping libre.

  Gracias a la recomendación de Marcelo (un Surfer gaúcho que nos recomendó, además, la naturista Praia Galheta) pudimos acercarnos a la semi virgen Lagoinha do Leste.

  Lagoinha do Leste presenta dos posibilidades de visita. ir a conocerla y volver en el día o llevarse la carpa y pernoctar allí. Si se decide esto último y no se posee carpa, o se la olvidó en algún lado la opción de hacer vivac es muy buena ya que el clima lo permite...

  Siempre y cuando no llueva.

  El dato que teníamos era acerca de una senda que nace en Pântano Do Sul, la cual debíamos seguir para trepar y destrepar un morro y así llegar a la playa. obviamente la bendita senda no nos sería tan fácil de encontrar.

   A Pântano se llega con servicios regulares que parten del centro de Florianópolis y que recorren diversas playas de la isla.

  Arribamos cerca del mediodía desde Campeche, dónde habíamos acampado la noche anterior (en un sitio que todavía no sabemos que era ¿un jardín? ¿un club abandonado? ¿un terreno baldío?) tras varias preguntas dimos con el camino en cuestión.

  El comienzo de la senda está sobre la última calle antes de llegar a la costa, a mano izquierda...entre los jardines de dos casas vecinas.

  Al principio recorrimos el camino con cierto temor a ser echados por los vecinos a patadas, realmente era muy difícil distinguir QUE era senda y QUE jardín, pero la selva de a poco comenzaba a ganar terreno y eso nos ponía más tranquilos.

  Como no podía ser de otra manera el día precedente había llovido, por lo que el camino se hacía difícil de transitar en las subidas, igualmente nos ayudaba el poco peso de nuestras mochilas (¡¿qué otra cosa precisás para ir a Brasil en verano más que un short?!) y las ganas de caminar por el verde, que eran muchas.

  Tras unos 40 minutos de caminata por una senda bien legible se llega al punto más alto del camino. La exigencia física no es mayor que la de un trekking común, pero hay que tener en cuenta que el nivel de humedad del aire lo puede transformar en algo agotador. En este punto se forma una planicie que sirve para hacer un descanso y emprender la bajada. Es un muy buen lugar, también, para tomar fotos y deleitar la vista...

   Si no llueve.

  Comenzamos a bajar después de un breve descanso, la tierra mojada se empecinaba en hacernos resbalar pero la íbamos llevando de a poco, con paciencia. Los pulmones de Claudia se encargaban de recordarle sus días de asma, mientras ella seguía adelante...en hojotas

  Cuando comienza el descenso ya se puede ver en plenitud lo que uno va a encontrar. Lagoinha es una "isla" rodeada por el mar y una laguna  de agua salada que se conecta con éste.

  Lagoinha es el punto de reunión para muchos surfers y un lugar no tan conocido para los amantes del camping libre, que no se sentirán defraudados.

  La primer sorpresa que nos llevamos fue quedarnos sin agua, la segunda el lugar dónde la iríamos a buscar. El único habitante de esta "isla" que conocimos (y suponemos sin temor a equivocarnos el único que vive en ella) fue un adorable señor...de casi dos metros de altura, oscuro como nuestros pensamientos, cuya vivienda estaba constituida por damajuanas vacías y adobe. No pudimos más que sentirnos pésimo por el pequeño "susto" ya que el "pequeño" resultó ser un tipo que no nos ocasionó ningún problema.

  En cuanto al agua hay que tener la precaución de transportar la suficiente tanto para la subida como para la permanencia en Lagoinha, ya que conseguirla no es tarea fácil. A mitad de la bajada hay una pequeña "vertiente" pero no podemos asegurar la potabilidad del agua (ni que todavía exista tal vertiente...), otra solución es...utilizar el agua de lluvia.

  Nos acercamos a nuestro nuevo amigo a solicitarle "suco" ya que un cartel en su casa anunciaba la venta, recibimos como respuesta su voz cavernosa (no jodan che, que no exageramos) diciendo que sólo tenía vino y cachaça.

   "¿Y agua?"

  "¿Agua?...ahí ten"

  Y nos señaló una manguerita kilométrica de donde salía un hilito de agua que se veía bastante cristalina.

  Lagoinha do leste está declarada Área de Protección Ambiental. Como en todo camping libre el lugar para acampar lo decide uno, y no se cuenta con ningún tipo de servicio. Obviamente no se cobra.

  Armamos la "barraca" después de un par de vueltas en el sitio que dejaba un grupo que ya se iba y que insistía con regalarnos sus ollas más que tiznadas y una frazada que era algo así como el sitio elegido para la 8º convención de pulgas y piojos. Al final llegamos a un acuerdo: ni ellos se las llevaban ni nosotros nos la quedábamos. Las dejábamos ahí por si le servían a alguien.

  Tras otra recorrida sin perder de vista la carpa, ya que nos habían advertido de no dejarla nunca sola, prendimos un pequeño fogón y nos llevamos una nueva sorpresa

  Se puede disfrutar aquí tanto del mar como de la laguna (dos experiencias que parecen similares, pero que son muy distintas) y algo que no se tiene muy en cuenta es aprovechar para recorrer un poco la vegetación y encontrar muy variadas especies de plantas. En cuanto a la fauna no podemos dar muchas precisiones ya que las condiciones climáticas los obligaban a refugiarse.

  Al prender el fogón pudimos ver, aparte de las plantas que rodeaban el lugar, una cantidad de velas flores y ofrendas que no esperábamos. Sólo faltaba Iemanjá, que seguramente estaba presente en forma de espíritu.

  Esto, sumado a la noche oscura y a un chico medio extraño que cada vez que nos veía nos decía "AH...argentinhos loquinhos" nos decidió a hacer mutis por el foro e ir a dormir.

  La música fue funcional...tambores redoblando casi toda la noche.

  Despertamos temprano, como siempre, y lo que vimos no fue sorpresa pero tampoco nos gustó: LLUVIA, la misma que nos acompañaba en todo nuestro viaje por Brasil.

  Esta playa de mar abierto es muy recomendada por los surfers ya que tiene olas que suelen llegar a los 8 pies. Su extensiòn es de aproximadamente 1, 25 kms. y cuenta con grandes muestras de vegetación nativa.

 

  Hasta que calmó un poco optamos por quedarnos dentro de la carpa (no esperen que les contemos aquí como matamos el tiempo) y cuando amainó lo mínimo esperado (porque parar no paró) pudimos asomar la cabeza.  Ahí nos llevamos la anteúltima sorpresa del día, esta vez en forma de granos de arroz con los que alguien había rodeado nuestra carpa. Pretendemos seguir creyendo que fue un ritual de bienvenida, o que alguien no quiso que nos falte la comida.

  A la tarde, desahuciados por el constante caer del agua, decidimos regresar.

Hay que tener en cuenta que los meses de verano en Brasil, como en toda zona tropical, son aparte de calurosos muy proclives a las grandes precipitaciones.

  Si bien la vuelta se puede realizar por la misma senda se puede optar también por tomar otra que lleva hasta Armaçao.

  Al ir a despedirnos de nuestro amigo tuvimos la oportunidad de verlo en una foto, crucificado, con los ojos en blanco. Insistimos igual en que fue MUY bueno con nosotros...y que no nos cobró por el agua.

  Ni bien pusimos un pie en la senda la lluvia se desató nuevamente, siguiendo nuestros pasos durante gran parte del camino.

  De nuevo en Pântano tomamos el bus, contentos. El lugar, más hallá de algunos golpes, la lluvia, las sorpresas y la humedad que nos ahogó los pulmones) resultó ser hermoso.

  Y la "aventura" le empezó a dar un sabor más rico a nuestro viaje.

 

Montaraces

 

  

Datos útiles

 

Lagoinha do Leste se encuentra en la isla de Santa Catarina. Para llegar a ella hay que caminar entre 40 minutos y una hora desde Pântano do Sul. (son aproximadamente 3 km) La senda está muy bien marcada y se puede seguir sin dificultad.

 

A Pântano se puede llegar en servicios locales que parten del centro de Florianópolis y que recorren diversas playas. Pântano do Sul dista 31 km del centro de Florianópolis.

 

Además del repelente de insectos y del bronceador no hay que olvidarse de llevar agua.

 

Todas las veces que preguntamos nos dijeron que el peligro no era mayor, pero igualmente nos recomendaron no dejar nunca la carpa sola.

 

Como todo camping libre no cuenta con ningún tipo de servicios, exceptuando una "proveeduría" de vino y cachaça.

 

Los días para permanecer dependen de cada uno y de como administre su tiempo. En lo personal nos pareció que uno o dos días alcanzan para disfrutarlo a pleno, bañarse en la laguna y en el mar, y recorrer un poco las zonas más selváticas.

 

La otra opción es iniciar el camino por Pântano y concluirlo por la senda que lleva a Armaçao

Ubicación

 

A dedo

Al estar a pasos de una ruta las posibilidades de hacer dedo con éxito son muchas, sobre todo en temporadas turísticas.

De no conseguirlo no hay que preocuparse...sólo hay que esperar el colectivo.