Cerro El Burro

 

AUTOR: Alicia Anschau

LUGAR: Cerro El Burro

PROVINCIA/PAIS:
FECHA:
Arbil de 2001
 

Empezó así, casi sin querer, como empieza la mayoría de las cosas que más satisfacciones nos han causado. Nuestras cabezas estaban ocupadas con otros asuntos, pero una tarde de esas que solíamos pasar en aquel barsucho, un amigo nos propone ir para El Burro o El Minero. Desde la ventana se estaban viendo bien bonitos (como todo aquello que se eleva unos metros sobre el nivel del mar) por lo que no tardamos en modificar nuestros planes por enésima vez y trazar nuestros objetivos en aquella dirección. Un par de días después salíamos para El Burro. La verdad es que Gonza nos decía que podíamos hacerlo y nosotras le creíamos, aunque no teníamos idea del esfuerzo físico que podría llegar a demandarnos ni del modo en que reaccionaríamos a la altura, pero todo estaba por ganarse.

Deberíamos haber salido a la mañana, pero igual valía. El 17 de Abril de 2001 a eso de las 14.00 hs el Pampero nos lleva a nosotras dos, a Gonza y a Javi rumbo al Burro. En ese momento en particular convergieron infinitas sensaciones que definitivamente van más allá de lo que pueda relatar. Era nuestra primer montaña, y nos estaba esperando. En el Arroyo La quinta nos dejó el unimog y después de los chistes y las palabras de aliento que nunca faltan, nos despedimos del Pampero y empezamos a subir a un costado y al otro del Arroyo, cruzándolo infinitas veces y ahogando nuestros pies en el agua cada vez que lo hacíamos. A la noche armamos campamento antes de lo previsto ya que a Javi se le dio por jugar, quería buscar un lugar mejor por donde subir y no había forma de hacerlo bajar del acarreo donde se había metido. En consecuencia, nos armamos de paciencia y nos quedamos los tres esperándolo, tomando mates y jugando a las cartas. Ese tiempo hizo que la noche caiga antes de lo que esperábamos y por lo tanto tuvimos que acomodarnos en el primer lugar apto que encontramos; esto fue en un playoncito precioso muy cerquita del Arroyo. La noche estaba tan preciosa que no quisimos armar las tiendas, por lo que el cielo plagado de estrellas se convirtió en nuestro techo y el ruido del agua fue nuestro arrullo.

El 2º día fue bastante cansador; solo sabíamos que había que llegar a un lugar llamado "Refugio de la Neblina", aunque en realidad queríamos creer que nos íbamos a encontrar con un refugio para nosotras y no precisamente para la neblina, como su nombre lo indicaba; pero no, evidentemente todo el refugio serían nuestras tiendas. El frío ya empezaba a sentirse y no tardamos demasiado en irnos a dormir; al otro día saldríamos para la cumbre y la jornada había sido realmente cansadora.

Para salir a la cumbre nos despertamos a las 4.00 am. El frío era terrible y, si a eso le sumamos nuestra falta de equipo de montaña, definitivamente se hacía sentir. Llegar desde el refugio hasta la cumbre nos tomó unas tres horas por acarreos en las que vimos unas cuantas estrellas fugaces y un amanecer increíble. Y ahí estábamos, consiguiendo nuestra primera cumbre, a unos 4.300 msnm y sintiendo el viento como nunca lo habíamos hecho hasta entonces. Unas horas después estábamos buscando alguna roca donde hacer boulder y desarmando el campamento para volver a la base, mientras el "sexo fuerte" trataba de juntar energías para despegarse del aislante. La vuelta fue más cansadora de lo que esperábamos y el camino parecía no terminarse más. A medida que avanzábamos nos jurábamos haber hecho ese trayecto a la ida arriba del unimog y empezábamos a peguntarnos si el Pampero vendría a buscarnos como habíamos quedado o tendríamos que ver la forma de llegar al valle. Por suerte, en algún momento vimos dos siluetas bajando a los saltos y gritos por el acarreo de un cerro vecino y a medida que nos acercamos fuimos distinguiendo al Pampero y a Ariel que estaban esperándonos para compartir unas tortitas y unas cervezas a las que tanto honor nos encargamos de hacerles al instante.

De algún lugar juntamos las pocas fuerzas que nos quedaban y después de una ducha nos fuimos a festejar al pueblo. Nuestra próxima cumbre estaba llegando.